Hace más de 2000 años, Platón, uno de los pensadores más famosos de la historia, exploró varias cuestiones que han ido cobrando especial importancia a lo largo de los años. Entre ellas, una de las más esenciales es su famosa “Alegoría de la caverna”.

De esto mismo quiero hablarte hoy,  sobre El Mito de la Caverna de Platón y cómo puedes o como está aplicado en tu realidad. La “Alegoría de la cueva” comienza con una escena pintada de un grupo de prisioneros que han vivido toda su vida encadenados a la pared de una cueva oscura. Seguro que en algún momento de tu vida has podido escuchar algo parecido, por eso me gustaría hoy profundizar en esta metáfora que nos intenta explicar la doble realidad que percibimos.

 

El mito de la Caverna de Platón 

Este mito es una alegoría de la teoría de las ideas que mantenía Platón. Puedes encontrar más información en los escritos de su libro La República. Lo que realmente nos quiere trasmitir este pensador es a entender, mediante una situación ficticia, la relación entre lo físico y el mundo de las ideas.

Te describo a continuación literalmente lo que explicaba Platón sobre esta metáfora:

Mira a las personas como si estuvieran en una cueva subterránea con su entrada, una larga, abierta a la luz en todo el ancho de la cueva. Están en él desde la infancia con las piernas y el cuello atados para que estén fijos, viendo solo de frente, incapaces debido a la atadura de girar la cabeza por completo”.

Todos los días, estas personas en las cuevas vieron sombras proyectadas en una pared en blanco. Los prisioneros piensan que observan el mundo real, sin darse cuenta de que son sólo sombras.

Ahora imagínate que uno de los prisioneros sale de la cueva y camina afuera hacia la luz del sol. Por primera vez en su vida, está expuesto a la luz del sol y la luz. Ahora finalmente puede ver las formas “verdaderas“, las imágenes y la realidad de las sombras que pensó que eran reales.

El mito de la caverna de Platón explora la tensión entre la realidad imaginada que creemos que es “real” (sombras) versus la realidad que es la “verdad” (fuera de la cueva).

 

¿Cómo se aplica esto a tu vida? 

El aprendizaje de la alegoría de Platón se extiende cuando uno de los prisioneros, tras salir de la cueva, adquiere el verdadero conocimiento y siente el deber de compartirlo con el resto de prisioneros que no habían salido de la caverna. En la cueva, el hombre que pudo salir de su prisión al mundo exterior, acostumbrado a la luz del sol, no puede ver bien. Sus compañeros piensan que el viaje le ha causado daños y no quieren acompañarle fuera. Hasta tal punto, harían lo posible para evitar su salida y podrían, incluso, llegar a matar a quien quisiera liberarles.

La mejor manera de aprender del mito de la caverna de Platón es pensar en las personas atrapadas en la caverna como la mayoría de las personas en el mundo. Pues, las personas de dentro de la cueva, creían que las sombras que veían, era la auténtica realidad, esto mismo lo podemos trasladar a la vida real.

Salir de un paisaje único es clave para entender y fomentar mucho mejor nuestro desarrollo integral, tanto personal, como profesional.

La actual sociedad está llena de oportunidades… Desafortunadamente, muchos de nosotros hemos caído en el error de crear una realidad ficticia alrededor nuestro… Y, sin darnos cuenta, esta actitud nos lleva a vivir en un estado de mediocridad y de ocasiones perdidas fuera de nuestro entorno más próximo.

 

La persona que escapó de la cueva y de “su realidad”  

Esto representa a ese pequeño puñado de personas que se atreven a pensar y actuar de manera diferente a la multitud. A veces, hay miedo de expresar los verdaderos sentimientos y opiniones.

En el deporte hay jugadores especialistas… Quizás muy centrados en su rol y, luego están esos jugadores que enamoran por su capacidad de improvisación, de saltarse guiones, de maltratar a las defensas con sus trampas ofensivas tan creativas como fantasiosas…No es porque sean mejores que los demás por haber “escapado de la cueva”. Es simplemente porque han tomado la decisión de salir constantemente de su zona de confort, enfrentar sus miedos y pensar de una manera única.

Somos seres únicos. Capaces de reflexionar para tomar la decisión que creemos más acertada para nosotros. En la actualidad hay una corriente demasiado optimista que aboga que somos dueños de diseñar nuestro propio destino… Esto sería decir mucho, lo que si tenemos a nuestro alcance cada día es la posibilidad es de tomar decisiones y así, poder afrontar la vida que realmente queremos en función nuestras reales expectativas.

EL CENTAURO (Jorge Buacay)

Había una vez un centauro, que, como todos los centauros, era mitad hombre y mitad caballo.

Una tarde, mientras paseaba por el prado sintió hambre.

—¿Qué comeré? –pensó— ¿Una hamburguesa o un fardo de alfalfa, un fardo de alfalfa o una hamburguesa?

…Y como no pudo decidirse, se quedó sin comer.

—¿Dónde dormiré? –pensó— ¿En el establo o en un hotel, en un hotel o en el establo?

…Y como no pudo decidirse, se quedó sin dormir.

Claro, sin comer y sin dormir el centauro se enfermó.

—¿A quién llamar? –pensó— ¿A un médico o a un veterinario, a un veterinario o a un médico?

…Enfermo y sin poder decidir a quién llamar, el centauro se murió.

La gente del pueblo se acercó al cadáver y sintió pena.

—Hay que enterrarlo –dijeron— ¿Pero dónde? ¿En el cementerio del pueblo o a campo traviesa, a campo traviesa o en el cementerio del pueblo?

…Y como no pudieron decidirse, llamaron a la autora del libro que, ya que no podía decidir por ellos, revivió al centauro.

Y colorín, colorado, este cuento nunca se supo que haya terminado.