Una de las palabras que más me cautiva como entrenador de baloncesto es el equilibrio. Tiene varias connotaciones, por un lado, está lo estrictamente relacionado con lo físico y por otro lado todo lo relacionado con lo mental.

En un trabajo como el de entrenador, el equilibrio tiene un valor muy grande. Caer preso del trabajo está muy presente en la vida de los profesionales del deporte, así como dejar de lado aspectos sociales y familiares. Y de esto, un líder sabe de lo que hablo.

Ahora, creo que ya me entendéis mejor a lo que me refería cuando os comentaba lo de palabra cautivadora.

En el puro plano deportivo el equilibrio, físicamente, nos permite tener una colocación de nuestro cuerpo, a “no caernos” cunado tenemos el balón o a reaccionar correctamente ante respuestas del rival…

En el plano mental, el equilibrio nos relaciona con buenas sensaciones en el juego y nos hace ser más peligrosos. Tener un equilibrio entre todos los matices que rodean al juego aumenta el vínculo que tengamos como equipo. Y… Aquí quería llegar, a la importancia que tiene el equilibrio para el liderazgo.

En el liderazgo la comunicación sabemos que tiene un papel fundamental, pues esto en el deporte es clave para desarrollar el equilibrio, por ejemplo, en un aspecto del juego tan primordial como básico: el balance defensivo.

Hablar en un partido, comunicarse con los compañeros en el terreno de juego es como jugar con uno más…. Y esto nos convierte en un equipo equilibrado y seguramente mucho más productivo.

El concepto de balance defensivo es, simplemente, la reacción que tiene un equipo cuando ya no está en posesión del balón y tiene que “bajar” a defender.

Voy a relacionar el desarrollo del balance defensivo  para hacerlo útil para nuestra vida, para la empresa y para que, todos aquellos que tengan que liderar cualquier equipo, puedan sacar reflexiones que considero de mucha importancia.

 

PROTECCIÓN

La primera norma de un balance defensivo es el de proteger. Cuando un equipo ya no está en posesión del balón, debe reaccionar, cambiar el “chip” y ponerse a defender para proteger su propia canasta y no recibir puntos. Considero en esta fase que la función del líder deja de verse como “el que manda” y coordinará las tareas quitando los obstáculos que puedan surgir, con el objetivo de asegurarse de que el ambiente y las condiciones son lo más idóneas posibles para que cada colaborador haga lo mejor posible su trabajo.

Como si de una defensa se tratará, el líder protegerá y servirá a sus colaboradores para sacar lo mejor de cada uno de ellos.

Liderar es el arte de no darle al equipo lo que quiere sino lo que necesita.

 

 

 

IGUALDAD

En una segunda fase el balance defensivo pretende que cada jugador esté cara a cara con su adversario, es decir, que no estemos en inferioridad. Para un buen líder, nada mejor para demostrar la importancia del capital humano en una organización que tratar a todos por igual y por supuesto sin distinción entre hombres y mujeres.

En ese cara a cara al que la defensa quiere llegar, es donde el líder empieza a ganar la confianza de su equipo. Tal y como explica Phil Jackson, dos veces campeón de la NBA como jugador y 11 veces como entrenador, los buenos equipos se convierten en grandes equipos cuando sus integrantes confían tanto en sus compañeros como para que prevalezca el “nosotros” sobre el “yo”.

 

El líder debe pensar desde una posición neutral.

 

 

UNIDAD

El último paso del balance defensivo es la confirmación de que todos los jugadores están trabajando unidos en volver a recuperar el balón. En este momento el líder necesita reconocer el trabajo de todos los empleados para evitar la desmotivación. Al igual que un jugador debe mantener la concentración mientras dure la defensa y no relajarse en cumplir las normas entrenadas, el líder debe influir en la motivación de cada uno de los miembros del equipo para mantener el compromiso de todo el personal.

Las personas que forman un equipo son muy diferentes entre ellas, incluso en mi caso, empezamos a tener equipos con grandes diferencias culturales, ideológicas y de idioma. Posiblemente no podemos cambiar a nadie, quizás, ni debamos, lo que si está en las manos de un líder es transmitir de una manera humilde y de referencia para que cada uno sea el cambio que quiera ser y ayudar de eta forma a que el proyecto brille.

 

El líder precisa respetar como uno más las reglas y trabajar codo con codo con sus empleados.

 

 

 

EL AZULEJO QUE FALTABA

Fuente: Paulo Coelho (Ser como el río que fluye)

 

Durante un viaje recibí un fax de mi secretaria.

“Falta un azulejo para la reforma de la cocina -decía-. Envío el proyecto original y la disposición con que el albañil sustituiría la falta”.

Por un lado, estaba el diseño que había hecho mi mujer: Filas armoniosas, con una abertura para la ventilación. Por otro, el proyecto que resolvía la falta un verdadero rompecabezas en el que las piezas no tenían la menor estética.

“He comprado el azulejo que faltaba”, me escribió mi mujer. Así se hizo y se mantuvo el diseño original.

Aquella tarde, me quedé pensando mucho tiempo en lo sucedido

¡Cuántas veces por la falta de un simple azulejo desfiguramos el proyecto original de nuestras vidas!