Para un aficionado el deporte es mucho más que una diversión y no descubro nada diciendo la cantidad de valores que podemos adquirir. Tal vez no seamos del todo consciente de ello y por eso quiero compartir cinco tácticas magníficas que habitualmente usan los entrenadores en el desarrollo de su día a día y pueden servirnos de gran utilidad para dar un mayor sentido a nuestra vida.

 

VALENTÍA

Ya no me sorprendo tanto de ello, pero es alucinante ver día tras día como el entrenador de un equipo deportivo se lanza al foso de los leones. No sólo por exponerse a diario a una evaluación con sus jugadores y staff o a la tensión de un partido, sino por el resto de tareas que debe cumplir cada jornada: prensa, directivos, presidente…

 

No obstante, si algo tiene el ser humano es la capacidad para adaptarse con resultados positivos a situaciones adversas, y todos tenemos dentro la valentía para afrontar lo que nos va sucediendo. En el mundo de los entrenadores y de los grandes líderes esto creo que se multiplica… La toma de decisiones, influenciar en el resto, que te observen en cada momento… La entereza y el valor que presentan los entrenadores en su vida es de gran mérito.

 

FORTALEZA MENTAL

Los resultados en el deporte son algo más que una separación entre ganar o perder. Los resultados son dinámicas que nos conectan directamente con las ganas de trabajar y con la confianza. Mantenerse firme con sus ideales es básico en el entrenador que va a tener que desafiar la semana de entrenamiento tras una derrota inesperada, o con jugadores inadaptados o simplemente jugadores en mala racha.

Lo mismo sucede para en el líder común. Una crisis de producción, una venta cancelada… no deben ser excusa para venirse abajo y no seguir dando apoyo a los trabajadores correspondientes.

 

También las victorias continuadas o de ingresos elevados, en el caso de la empresa, no deben servir para “emborrachar” de felicidad al entrenador o al líder.  Estos son momentos de máxima concentración para que el trabajo en equipo se vea reforzado y no caer en rutinas de falsos esfuerzos que debiliten hábitos necesarios en situaciones desfavorables.

CUESTIONARSE PARA PROGRESAR

“Ahora estoy con este libro de lectura y este otro libro de trabajo…” Recuerdo estas palabras de un entrenador con el que trabajé. Esto significaba que en su bolsa de viaje llevaba dos libros: uno meramente para el disfrute y otro para seguir aprendiendo.

El mundo de los entrenadores está en continuo avance. Tácticas y estrategias en función de rivales o jugadores propios, sorprender en cada partido y en cada entrenamiento me parece clave para el buen desarrollo del equipo: hacer lo mismo, pero de diferentes formas.

Si un entrenador está en constante aprendizaje para no quedarse el último y sentirse adelantado por otros, tenemos aquí por tanto una gran receta para nosotros mismos.

Seas un líder o no, invierte en tu formación, seguro que te reportará resultados positivos.

 

 

“Sólo hay algo peor que formar a tus empleados y que se vayan. No formarlos para que se queden»

Henry Ford

 

 

 

 

ADAPTACIÓN

Es común ver actualmente como el propósito de las personas suele ser estudiar, encontrar un trabajo, comprarse una casa, irse de vacaciones, tener un coche, formar una familia… en definitiva, asentarse.

En el mundo del deporte el entrenador es un nómada, como hemos dicho anteriormente, su continuidad en una ciudad depende en cierta medida de los

resultados, aún así, es raro encontrarse con entrenadores que cumplen varias temporadas en un mismo club. Tanto el entrenador como su familia deben adaptarse a un nuevo modo de vida y una nueva cultura o idioma cada vez que cambian de “trabajo”.

Yo he sido más escéptico en parte de ese pensamiento, no he querido moverme de mi ciudad, pero la capacidad de adaptación es algo que sí que he querido desarrollar.

El entrenador, además de todo lo anterior, también necesita adaptarse a los nuevos jugadores, a las lesiones o contratiempos que puedan surgir durante la temporada. Los entrenadores y los líderes tienen que diseñar cada día un nuevo reto, la experiencia vale de mucho, pero la capacidad de ser flexibles con nuestro entorno para así poder fluir entre las situaciones es esencial para vivir y trabajar sin bloquearnos ante el cambio… Ante las derrotas… Ante las lesiones… Ante la crisis.

 

MOSTRAR RESPETO

Considero este punto un gran valor humano, vemos como en el deporte antes del partido los saludos entre los dos equipos son habituales, después vendrá la “batalla”, pero me quedo con ese ritual de respeto entre rivales y a la vez compañeros de una misma competición.

También en la dirección de grupos fundamental para un funcionamiento bueno es el trato humano. Del entrenador y el líder deben tratar a todos por igual, sea uno una mega estrella con un contrato galáctico o bien sea un recién llegado con todo por aprender.

Nos vamos a necesitar todos durante el desarrollo de la competición o durante la realización de ciertas tareas o producciones, manejar por parte del líder herramientas sociales ayudará a que el equipo no tenga fisuras que puedan debilitarlo.

Saludar siempre, valorar el trabajo de cada uno y agradecer el esfuerzo son muestras poderosísimas en la dirección de equipos.

 

Quiero compartir con vosotros un cuento que he recibido por whatsapp, no he podido encontrar la fuente, así que agradezco a Edorta que me haya enviado este cuento que nos sirve para cerrar la reflexión hoy:

 

EL PROPÓSITO DE LA LECTURA

“He leído muchos libros, pero me he olvidado de la mayoría. Pero entonces, ¿Cuál es el propósito de la lectura? ”

Esta fue la pregunta que un alumno le hizo una vez a su Maestro. El Maestro no respondió en ese momento. Sin embargo, después de unos días, mientras él y el joven alumno estaban sentados cerca de un río, dijo que tenía sed y le pidió al niño que le trajera un poco de agua con un colador viejo y sucio que había en el suelo.

El alumno se sobresaltó, porque sabía que era un pedido sin lógica.

Sin embargo, no pudo contradecir a su Maestro y, habiendo tomado el cedazo, comenzó a realizar esta absurda tarea.

Cada vez que sumergía el colador en el río para traer un poco de agua para llevar a su Maestro, ni siquiera podía dar un paso hacia él, ya que no quedaba ni una gota en el colador.

Lo intentó y lo intentó decenas de veces, pero por mucho que trató de correr más rápido desde la orilla hasta su Maestro, el agua siguió pasando por todos los agujeros del tamiz y se perdió en el camino.

Agotado, se sentó junto al Maestro y dijo: “No puedo conseguir agua con ese colador. Perdóname Maestro, es imposible y he fallado en mi tarea”.

“No – respondió el anciano sonriendo – no has fallado. Mira el colador, ahora brilla, está limpio, está como nuevo. El agua, que se filtra por sus agujeros, la ha limpiado “.

“Cuando lees libros – prosiguió el viejo Maestro – eres como un colador y ellos son como agua de río. No importa si no puedes guardar en tu memoria toda el agua que dejan fluir en ti, porque los libros, sin embargo, con sus ideas, emociones, sentimientos, conocimientos, la verdad que encontrarás entre las páginas, limpiarán tu mente y espíritu, y te convertirán en una persona mejor y renovada. Este es el propósito de la lectura”.