Una vez más, y eso que ya han pasado unos cuantos años, un buen amigo mío me recuerda una decisión que tomé entrenando a uno de mis equipos: castigar a una serie de jugadores por una actitud inapropiada sin participar en el partido más importante de la temporada.

Aquel escarmiento se derivó en una derrota que cerraba las puertas para jugar la fase final con los mejores equipos de la clasificación. Años más tarde, este amigo mío sigue recordando ese azote que influyó en el resto de integrantes del equipo.

En su momento mi amigo apoyaba mi decisión. Desde un tiempo a esta parte, ya no la apoya.

Curiosamente como pasa en la sociedad, el buen hacer de unos no viene siempre ligado de premios, así como el mal hacer de otros, puede venir unido de algún tipo de sanción para la humanidad en general.

Ser buenas personas o no, de eso trata la vida. Y es que todavía alguien nos dice “si es que de bueno eres tonto…” ¡Ya será para menos!, otros nos dirán “es que tonto, tan tonto y se te acaba metiendo en la cocina…” ¡Esto ya nos suena más actual!

En realidad, de alguna u otra forma todos somos corruptos. Y ¿Por qué no lo voy a ser? Porque tontos no queremos ser… Algún engaño nos ayuda a vivir mejor. El ser humano, de animal sociable se ha convertido en retraído y arisco.

¿Qué va a cambiar si soy una persona cordial? Nos hemos vuelto malos, la sociedad manda. Poco podemos hacer para orientar en prosperidad.

 

“El hombre es bueno por naturaleza, es la sociedad la que lo corrompe”

Jean-Jackes Rousseau

 

Como mi amigo, pienso que no podemos educar tanto como para cambiar la sociedad. Esto no significa que nos convirtamos todos en seres egoístas y potencialmente corruptos, sino, que nos impliquemos en un alto interés de valores éticos.

Somos corruptos. En algún momento de nuestra vida nos hemos aprovechado de artimañas, políticamente correctas o no, pero esto es ser inteligente. En la vida cotidiana se produce gran cantidad de casos de corrupción e incumplimiento de las leyes.

Por ejemplo, que yo consiga agilizar ciertos trámites por conocer en determinado puesto de trabajo a alguien es ser corrupto, sin embargo, mi vida o mi familia salen favorecidos. Para el resto puede ser una injusticia, asimilada, pues lo vemos como algo natural en nuestro entorno.

La astucia no está siempre mal considerada, en muchas ocasiones, a este tipo de personas las definimos como listas e ingeniosas. Y, esto es una forma de usar la ética.

Así, por tanto, corrupción y ética pueden ir de la mano. En nuestro propósito debe estar ser buenas personas, corruptas, sí, pero buenas, sin dañar provocando una vida peor en el resto.

Si en aquel partido hubiesen participado todos los jugadores, habríamos tenido muchas posibilidades de ganar. ¿Hoy habría actuado igual? Realmente no me arrepiento de mi decisión, solamente dudo en qué aporté a ese grupo de chavales con eso y si realmente sirvió para educar en valores.

 

LA LEYENDA DEL ANILLO DE GIGES – Platón (La República)

Éste, era un pastor al servicio del rey de Lidia. Un día, después de una tempestad y un terremoto, se agrieto la tierra, abriéndose un abismo en el lugar donde pastaba el rebaño de Giges. Asombrado, desciende en la grieta y entre otras maravillas encuentra un caballo de bronce hueco con pequeñas aberturas. En el interior del mismo, había un cadáver de un hombre de gran tamaño que no llevaba sobre sí más que un anillo de oro en un dedo. Giges, tomó el anillo y se fue.

Los pastores solían reunirse todos los meses para evaluar el estado de los rebaños e informar al rey. Giges tomó asiento entre los pastores y jugando con su anillo, se lo puso vuelto hacia la palma de la mano. En este instante, observo que los pastores hablaban como si él no estuviese presente. Lleno de asombro, volvió el anillo hacia arriba y de nuevo los pastores lo tenían en cuenta. Con gran curiosidad repitió varias veces el movimiento del anillo, observando su mágica propiedad, al invertirlo se convertía en invisible. Cuando se cercioró de la propiedad maravillosa del anillo, hizo que lo nombraran el pastor responsable de ir a rendir cuentas al rey. Después de mucho reflexionar, urdió un siniestro plan: ir al palacio, seducir a la reina, matar al rey y hacerse con el trono. Usando el privilegio de su anillo consigue materializar su plan, convirtiéndose en rey, pero no un rey cualquiera, uno tirano.

 

En clave subjetiva:

¿En qué situaciones te has saltado normas establecidas?

¿Qué harías tú en caso de ser invisible?

¿De qué forma te ayudaría a ser como realmente eres el poseer un súper-poder?