Una de mis formaciones trata sobre las competencias básicas en el entrenador. Recordaba esta semana parte de esa conferencia y como en uno de los apartados está dedicado el carisma.

El carisma en un líder es una de las cualidades más apreciadas, además, diría que en un líder la capacidad de adaptabilidad debe ser muy grande y me gusta ver a líderes con un gran sentido de la espontaneidad, desenvueltos… Abiertos al cambio.

Definía el carisma como la capacidad de lograr el compromiso de los compañeros y colaboradores, inspirando su confianza, dando sentido a su trabajo y motivándoles a conseguir sus objetivos. Además, lanzaba una pregunta a los participantes: ¿Te comportas en todo momento con rectitud, de manera que tu conducta sea un ejemplo para tus jugadores y colaboradores?

Y es que, para mí, después de muchos años rodeados de grandes líderes, un verdadero líder es aquel que conecta acertadamente con los demás integrantes de la organización, sacando lo mejor de cada uno y transmitiendo confianza y optimismo.

En el mundo del deporte muchos entrenadores lo tienen más fácil que otros en función de la experiencia adquirida… Quiero decir, un entrenador que anteriormente ha sido jugador puede tener ganado parte de ese carisma por su pasado, sin embargo, entrenadores que no han sido jugadores, tendrán que trabajar más para conseguir ese carisma que yo lo introducía como una de las competencias básicas del entrenador.

El líder, en definitiva, tiene un duro camino por recorrer. No todos tienen la suerte de tener adquiridas todas las competencias necesarias para liderar a su equipo. Podemos decir que el carisma no es parte de la personalidad, y por tanto se puede trabajar y mejorar.

A continuación, vamos a detallar tres características que podemos empezar a desarrollar para convertirnos en verdaderos líderes carismáticos.

 

CONSTANCIA

En el deporte la constancia es muy importante: un buen resultado exige mucha constancia y dedicación. Seguramente podamos decir lo mismo de otras disciplinas, pero lo que más conozco es el baloncesto.

El ejemplo del líder sirve y mucho… ¿Por qué tus colaboradores deben actuar de un modo distinto al tuyo? ¿si tú estuvieras en su lugar lo harías igual?

Un líder tiene que ser atento, preocupándose por cada integrante del equipo u organización. Escuchar será un arma más que efectiva para que el equipo se mantenga unido. No se trata simplemente de dar órdenes, más bien me gusta decir, que un buen líder potencia y no impone.

Tener una buena memoria ayuda, conocer rápidamente el nombre de los integrantes, responder utilizando el nombre del otro, acordarte de los detalles que han podido surgir en conversaciones… Me parecen esenciales para que tu carisma salga fortalecido.

Podemos reconocer que el precio a pagar por la constancia es siempre menor que a los resultados que obtendremos.  

 

CORDIALIDAD

Adam Grant, psicólogo organizacional, afirma que los jefes agradables consiguen mejores resultados, es posible que un líder amable genere más confianza y el ser humano con confianza se convierte en un individuo super potente. 

No podemos olvidar que no basta con ser cordial… El líder tiene que ser un verdadero experto en su profesión. Valga este ejemplo para clarificar esta reflexión: Si quieres aprender a tocar el piano, o quieres aprender inglés al apuntarte a la academia que elijas no pones en duda los conocimientos del profesor, sin embargo, estas dudas cada vez están más presentes en los altos mandos.

La postura corporal o lenguaje corporal dice mucho de un líder. La puesta a escena es la primera impresión, claro, yo creo mucho en el ejemplo, por eso considero que el líder contagia a los demás en función de su activación.

Observar con confianza y sostener la mirada son herramientas que un buen líder tiene que ir trabajando.

Dicen que Mirar a los ojos cuando hablamos supone darnos cuenta de que nos estamos relacionando con la mente de esa persona y esto retiene nuestra atención, lo que nos hace ser conscientes de dicha conversación abstrayéndonos de lo exterior.

Observar con confianza puede generar un clima de tranquilidad que genere seguridad y con ello una mayor participación de todos. Introducir en los equipos que el error es parte del aprendizaje es convertirte en un líder exitoso con ese carisma tan especial que estamos buscando.

 

PROACTIVIDAD

Esto es tener iniciativa y capacidad para anticiparse a problemas o necesidades futuras. Los problemas que surjan en la organización, el primero que debe saberlos es el líder, y esto no debe ser un problema para los colaboradores, no deben tener miedo de expresar lo que pasa en el trabajo.

Leía hace poco que el entusiasmo y el optimismo se contagian. Si vas al trabajo y desde el primer momento sólo escuchas quejas, tu motivación se va desmoronando poco a poco por muy motivado que vengas de casa.

Un líder ilumina con buena actitud, sus frases, aparte de alentadoras, deben tener un mensaje enriquecedor y motivador. Desarrollar esta cualidad en los trabajadores del equipo es un mecanismo que nos llevará a ser altamente felices y productivos en el trabajo.

Si quieres ser un líder carismático, toca ser responsable de tu propia vida para hacer útil el sentido al trabajo de tus colaboradores.

 

 

 

DARSE CUENTA

Me levanto una mañana, salgo de mi casa, hay un pozo en la vereda, no lo veo y me caigo en él. Al día siguiente salgo de mi casa, me olvido que hay un pozo en la vereda, y vuelvo a caer en él.

Tercer día: salgo de mi casa tratando de acordarme que hay un pozo en la vereda, sin embargo, no lo recuerdo, y caigo en él.

Cuarto día: salgo de mi casa tratando de acordarme del pozo en la vereda, lo recuerdo, y a pesar de eso, no lo veo y caigo en él. 

Quinto día: salgo de mi casa, recuerdo que tengo que tener presente el pozo en la vereda y camino mirando al piso, y lo veo y a pesar de verlo, caigo en él. 

Sexto día: salgo de mi casa, recuerdo el pozo en la vereda, voy buscándolo con la vista, lo veo, intento saltarlo, pero caigo en él. 

Séptimo día: salgo de mi casa y veo el pozo, tomo carrera, salto, rozo con las puntas de mis pies el borde del otro lado, pero no es suficiente y caigo en él. 

Octavo día: salgo de mi casa, veo el pozo, tomo carrera, salto, ¡llego al otro lado! Me siento tan orgulloso de haberlo conseguido, que festejo dando saltos de alegría… y al hacerlo, caigo otra vez en el pozo. 

Noveno día: salgo de mi casa, veo el pozo, tomo carrera, lo salto, y sigo mi camino. 

Décimo día: me doy cuenta recién hoy… ¡que es más cómodo caminar por la vereda de enfrente!  

                    Jorge Bucay