Te han nombrado jefe recientemente. Por fin consigues ese anhelado ascenso… Sin embargo, crees que te cuesta mantener motivado a tu equipo. Resulta que desde tu nueva posición no todo es tan bonito como esperabas.

¿Quieres ser un líder ejemplar?

Qué te parece si comparas tu misión con la de un entrenador de baloncesto… Tal vez te pueda ayudar para que todos tus colaboradores dejen de perder el tiempo en el trabajo y aumenten en productividad. A lo mejor, lo que a continuación te cuento, también puede ayudarte, simplemente, para implementar en tu vida diaria sin pensar tanto en el rol que ocupas.

 

Un entrenador ejemplar:

 

Conoce a sus jugadores

Además de reconocer los rasgos de un buen jugador, es crucial estar familiarizado con sus fortalezas. Esto significa observar bien las fortalezas y debilidades, para aprovechar mejor el talento de cada deportista.

Piensa en estas fortalezas como puntos de belleza, el equipo muchas veces viene ya compuesto, no siempre podremos elegir cada integrante. Así que necesitamos entender como piensa y los gustos de cada miembro para sacar el mayor rendimiento de cada uno.

Pedir a todos por igual sólo en cuanto a exigencia y a compromiso, luego cada uno con su rol adecuado, que cada colaborador (jugador) se sienta cómodo con lo que hace, eso es clave para funcionar de manera poderosa y eficaz.

 

Piensa como un jugador y actúa como un jefe (líder)

Los jugadores quieren promocionarse… Al igual que el propio entrenador. Un buen entrenador brinda órdenes competentes, las que realmente a él le gustaría escuchar, combinada con la independencia (emprendimiento) de los jugadores (colaboradores) para hacer su trabajo, en definitiva, no perder la creatividad del juego, su verdadera esencia: Divertirse.

No todos los entrenadores han sido jugadores con anterioridad, pero si podemos aventurarnos a mantenernos en contacto con aquellas cosas que nos gustan de verdad. Esto quiere decir, no planifiques dinámicas o métodos de trabajo que realmente uno mismo no lo haría con gusto.

 

Inspira

Cualquiera puede mandar a otras personas, pero la verdadera habilidad es inspirar. Los entrenadores aman su trabajo, buscan formas de mejorarlo y luego buscan formas de hacerlo increíble.

La mejor manera de ser un entrenador inspirador es sentirse inspirado. Para ello, prepararse cada día y estar a la última de las posibilidades que ofrece su trabajo son condicionantes básicos. Otro detalle clave para conectar con tu equipo es elogiar el trabajo bien hecho. Imagínate la fuerza que puede llegar a tener el mensaje de un líder con la gratitud oportuna.

 

Repara

El jefe pasa la pelota (y la culpa) cada vez que algo sale mal, este es el cliché más común en el libro de trabajo. Un partido, como la vida, está lleno de errores y percances. Algunos son menores, algunos son serios, pero todos presentan lecciones de las que los entrenadores y jugadores pueden aprender. En el baloncesto solemos utilizar leer el partido para, desde la calma, encontrar soluciones al juego del rival.

Recomendación, no seas el jefe que pierde los estribos cuando comete un error o, peor aún, culpa a sus colaboradores por sus propias debilidades. Prepárate para ser un estratega para vencer a la competencia.

 

Fuera amistad

El trabajo de un entrenador es liderar a su equipo, no ser cómplice de sus jugadores.

Suele pasar que a un entrenador le toca entrenar a antiguos compañeros suyos, esto es un lugar potencialmente complicado: Algunas personas pueden sentirse resentidas, otros pueden esperar sacar provecho de su anterior complicidad. Intenta cada día ofrecer algo nuevo a tu equipo, que se sientan orgullosos de tener el líder que tienen, porque aprenden y mejoran… Y esto es una valor potentísimo para las personas.

 

Presta atención

Asegúrate de pasar la mayor parte de este tiempo realmente escuchando a tu equipo. Tras un partido el entrenador vuelve a visionar el partido y con los cinco sentidos va desmenuzando tácticamente cada segundo del encuentro. De esta forma ayuda al desarrollo de cada jugador, mejorando individualmente (hablando con ellos sobre las áreas de mejora) y, por consiguiente, enriquecerse, así,  todo el equipo.

Así pues, una forma básica para mantenerse a la vanguardia es manteniendo una comunicación clara y consistente con tus colaboradores (jugadores). Esto significa, por ejemplo, hacerles saber que eres accesible y también tomarte el tiempo para programar reuniones regulares con ellos para potenciar sus puntos fuertes… Y minimizar los más débiles.

 

Si te ha gustado lo expuesto y lo crees de utilidad: ¿Cómo puedes incorporar varias de estas sugerencias para mejorar tu vida?

 

ESTAR PREPARADO, por Martin Alcandré

Como señala Patrick Lencioni, en su libro Equipos Ideales, para motivar y comprometer a tu equipo, necesitas conocer a las personas, detrás del cargo que ocupan, darle sentido a su trabajo, mostrándoles a quienes contribuyen y finalmente medir sus progresos en relación al objetivo.

En el capítulo 6 de mi libro, señalo a Fernando, mi entrenador de baloncesto. Yo tenía 16 años y estaba en la plantilla de un equipo de la liga mayor de mi país. A esa edad yo quería ser titular y no soportaba estar en el banco. Fernando me dejó sentado todo un campeonato. Yo creía que era invisible para él. Sin embargo, cuando se me presentó la oportunidad de ingresar, jugué el partido de mi vida. Me di cuenta que existe un proceso natural para madurar y construir confianza y que estar sentado en el banco fue lo mejor que me pudo haber pasado. Pienso que el líder sabe en qué momento el talento puede dar sus frutos y del otro lado solo te queda estar preparado para responder con lo mejor que tienes. ¡Tu talento!

Martin Alcandre es consultor, coach, conferenciante y autor del libro El Switch del líder (www.martinalcandre.com)