Termina una nueva semana muy intensa en lo que a formación se refiere. Nuevamente me ha tocado impartir una conferencia para los futuros Entrenadores Superiores de Baloncesto sobre el trabajo de un ayudante de entrenador. Hablar de mi experiencia con ellos e intentar dotarles de ciertas claves para para la superación del día a día me ha servido para madurar aspectos de mis tareas y explorar la forma de ser útil como profesor, como entrenador… Como padre…

Ejercer de maestro, sinceramente, nunca me ha parecido sencillo y tras mis últimas aportaciones intentando ser un profesor válido para auténticos apasionados por el baloncesto, quiero trasmitiros cinco “caricias” que podemos usar para conectar mejor cuando queremos explicar ciertas cosas a otras personas.

  1. SONREIR

Es tan grande la tensión que tienen los alumnos o un equipo que potenciar la risa es un arma muy poderosa para “enchufar” a los oyentes contigo y se adentren dentro de tu historia de una forma tan natural como efectiva.

Si logramos un ambiente agradable en las explicaciones, el proceso tiene muchas posibilidades de ser eficiente y crearemos un vínculo fuerte con el alumnado o el equipo.

 

  1. RECAPITULAR

A este punto llego a la conclusión gracias a mi labor como entrenador. Recordar al equipo su evolución es una herramienta muy valiosa para su desarrollo y progresión. Por lo tanto, si durante una clase o una explicación somos capaces de resumir, sintetizar y mencionar todo lo que vamos trasmitiendo, estaremos afianzado mucho todo lo que realmente está dentro de nosotros y deseamos difundir.

 

  1. IMPLICAR

Me he dado cuenta que cuando los entrenadores se interesan en descubrir procesos de éxito de los jugadores, éstos se sienten más reconocidos y, por tanto, su rendimiento sube. En definitiva, el entrenador consigue implicar al jugador en la evolución del trabajo diario del equipo.

Si durante una ponencia, el comunicador pide ciertas reacciones de los receptores, vamos a conseguir una mayor intervención y participación del grupo y nuestro mensaje será mejor acogido.

 

  1. CONFIANZA

Si un entrenador o líder cualquiera sólo se interesa por los logros de su equipo, podemos caer en el error de encontrarnos la desmotivación en algún momento del curso. El proceso es clave, esto significa, que durante la temporada o marcha del equipo la comunicación debe existir de forma fluida y natural. Saber de qué hablar con nuestros colaboradores es de suma importancia. Un trabajador con confianza genera un punto extra de energía positiva.

En una ponencia, clase o explicación mostrar interés por el oyente o grupo se convierte en un sistema de reconocimiento muy poderoso. Por ejemplo, el conferenciante si manifiesta disposición con la escucha ganará cercanía si solamente va dispuesto ha soltar el discurso que tenga preparado.

 

  1. AGRADECER

Reconocer el trabajo y el esfuerzo es una combinación estelar para afianzar la motivación. Las personas no estamos acostumbradas a recibir palabras positivas con frecuencia. Leía hace poco que el agradecimiento es la memoria del corazón. Esta frase me parece muy potente para tenerla presente en el trabajo de equipo.

Valorar el esfuerzo de nuestros oyentes se convierte en un pilar fundamental para el proceso enseñanza-aprendizaje, hasta tal punto que, reduce ese punto de tensión o estrés que se genera en tal proceso.

 

EDUCAR NO ES COMPLACER

¡Maestro!, lo desafió uno de los discípulos una tarde. Tú nos cuentas los cuentos, pero no nos explicas su significado…

Pido perdón por eso, se disculpó el maestro. Permíteme que en señal de reparación te convide un rico melocotón.

Gracias maestro, respondió halagado el discípulo.

Quisiera, para agasajarte, pelarte tu melocotón yo mismo. ¿Me permites?

Si, muchas gracias, dijo el discípulo.

¿Te gustaría – ya que tengo en mi mano un cuchillo, que te lo corte en trozos para que te sea más cómodo?

Me encantaría… Pero no quisiera abusar de tu hospitalidad, maestro.

No es un abuso sí yo te lo ofrezco. Sólo deseo complacerte… Permíteme que te lo mastique antes de dártelo…

No maestro. ¡No me gustaría que hicieras eso! Se quejó sorprendido el discípulo.

El maestro hizo una pausa y dijo: Si yo les explicara el sentido de cada cuento… sería como darles a comer una fruta masticada.

 

Jorge Bucay