Ansiedad, depresión, baja autoestima o aislamiento social copan gran parte de nuestras conexiones vitales. La dependencia de la validación externa y la constante comparación con los demás nos pueden llevar a tener sentimientos contrariados. A pesar de la apariencia de confianza que mostramos en redes sociales, lo que realmente estamos creando es una sociedad con una autoestima tan frágil que se ve fácilmente afectada por la falta de reconocimiento (los llamados likes en plataformas digitales) o comentarios negativos.
Las redes sociales, por tanto, proporcionan un escenario ideal para la expresión de los llamados narcisistas. Estos medios digitales nos permiten crear, curar y compartir versiones idealizadas de nosotros mismos, buscando constantemente la validación y la admiración de nuestros contactos en dichas plataformas. La superficialidad de las interacciones en las redes sociales puede llevar a un sentido de aislamiento y soledad, ya que no reemplazan las conexiones profundas y significativas, alineado, en muchos casos, con la falta de empatía que venimos padeciendo en los últimos años.
Precisamente, El mito de Narciso es una narrativa clásica de la mitología griega que ilustra los peligros de la vanidad y el amor propio extremo, algo muy comparable con la era digital que nos acompaña. Narciso, un joven de una belleza extraordinaria que se enamora de su propia imagen, ha servido durante siglos como una poderosa metáfora de la arrogancia y el egocentrismo. A continuación, y antes de seguir con el artículo, te relato brevemente su historia:
Narciso era hijo del dios río Cefiso y de la ninfa Liríope. Desde su nacimiento, su belleza fue impresionante, y a medida que crecía, su atractivo solo aumentaba, capturando la atención de todos a su alrededor. Sin embargo, Narciso era orgulloso y despectivo, rechazando a todos los que se enamoraban de él.
Una de las víctimas de su desprecio fue la ninfa Eco, quien había sido condenada por la diosa Hera a solo repetir las palabras que otros decían. Eco se enamoró profundamente de Narciso, pero él la rechazó cruelmente. Devastada, Eco se retiró a una cueva donde su dolor la consumió hasta que solo quedó su voz.
Los dioses, al ver la crueldad de Narciso y la injusticia de su comportamiento, decidieron castigarlo. Un día, mientras caminaba por el bosque, Narciso llegó a un estanque de aguas claras. Al inclinarse para beber, vio su propia imagen reflejada en el agua y se enamoró perdidamente de ella, sin darse cuenta de que era su propio reflejo. Incapaz de apartarse de su imagen y consumido por un amor imposible, Narciso permaneció allí hasta morir. En el lugar donde su cuerpo cayó, creció una flor que lleva su nombre, el narciso.
Tres lecciones que podemos extraer del Mito de Narciso
Autoimagen curada
Los usuarios de los medios digitales pueden seleccionar y editar cuidadosamente las imágenes y el contenido que comparten, presentando una versión idealizada de sus vidas. Esta capacidad de controlar la percepción pública puede alimentar el narcisismo al centrarse en la apariencia y el reconocimiento superficial.
Búsqueda de validación
La estructura de las redes sociales, con sus “me gusta”, comentarios y seguidores, crea un sistema de recompensas que incentiva la búsqueda constante de validación externa. Los narcisistas, que dependen de la admiración de los demás para mantener su autoestima, pueden volverse adictos a estas métricas de aprobación.
Comparación social
Las plataformas sociales fomentan la comparación constante con los demás. Los narcisistas pueden sentirse superiores al ver las publicaciones de otros, lo que refuerza su autoimagen grandiosa, o pueden sentirse inferiores si perciben que no están a la altura, lo que puede aumentar su necesidad de buscar aprobación.
Todo esto expuesto, tiene un impacto trascendental, a mi modo de ver, en las relaciones interpersonales, las del día a día. Así, por ejemplo, las personas narcisistas tienden a ser manipuladoras y controladoras. Por un lado, pueden manipular a otros para recibir la admiración y el reconocimiento que creen merecer. Esto puede incluir exagerar sus logros o desmerecer a los demás para parecer superiores.
Por otro lado, la obsesión con sus propias fantasías puede hacer que los narcisistas ignoren o minimicen las necesidades y sentimientos de los demás, erosionando la calidad de sus relaciones, provocando conflictos interpersonales, lo que podemos conocer, coloquialmente, sentirse utilizado.
Comentarios recientes