En el baloncesto hay constantes movimientos, estrategias y decisiones rápidas. La rapidez y complejidad son la norma. Embrollo de situaciones tácticas, dificultad a la hora entender las normas arbitrales que se renuevan cada temporada, laberintos de viajes entre partidos sin apenas tiempo de recuperación y entrenamiento. Ante tanta diversidad analizo que el aspecto que empieza a desequilibrar la balanza del éxito es la simplicidad.

A pesar de que algunos puedan asociar la simplicidad con lo básico, en el baloncesto, considero esta cualidad como una fuerza muy poderosa. Por ejemplo, la simplicidad en las jugadas y una comunicación clara son elementos cruciales para enfrentarse a la complejidad del juego y alcanzar el éxito en la cancha. Cuando estudio a equipos con dinámica ganadora, observo que a menudo se centran en conceptos sólidos y tácticas simples para una ejecución efectiva.

Pues ahora nos vamos a la vida, en un mundo cada vez más complejo y vertiginoso, la simplicidad emerge como un faro guía, iluminando el camino hacia el éxito. La simplicidad es una fuerza subestimada que impulsa la eficacia, la innovación y la claridad en la toma de decisiones.

 

Simplicidad en la claridad

En el corazón de la simplicidad cohabita la claridad. La capacidad de comunicar ideas de manera simple y directa facilita la comprensión y fomenta la colaboración. Últimamente pienso que las empresas exitosas comprenden que la simplicidad en la comunicación no solo reduce malentendidos (algo esencial), sino que también inspira confianza y compromiso entre los propios colaboradores y, por qué no pensar, también, entre los clientes.

Leonardo Da Vinci pintor, escultor, arquitecto, ingeniero, astrónomo… afirmó que “la simplicidad es la sofisticación básica”. Resulta, que más en nuestra época, Steve Jobs magnate empresario y legendario cofundador de Apple, abrazó la filosofía de la simplicidad en sus productos y en la comunicación de la marca. La famosa cita de Leonardo da Vinci encapsula su enfoque para crear productos intuitivos y elegantes que resonaron con los consumidores de todo el mundo.

 

Eficiencia y Productividad

La simplicidad impulsa la eficiencia al eliminar la superfluidad y enfocarse en lo esencial. En el diseño de productos, servicios y ¡entrenamientos!, menos puede ser más. He leído recientemente que empresas exitosas han adoptado la simplicidad como un principio central, destacando la importancia de interfaces limpias y algoritmos que entregan resultados precisos de manera rápida y eficiente.

Si nos trasladamos al ámbito más personal de cada uno, la simplificación de tareas diarias permite una mayor productividad. La metodología “menos es más” se ha convertido en un valor sagrado para muchos profesionales modernos, adoptando prácticas minimalistas para eliminar distracciones y optimizar el rendimiento.

 

Innovación inspirada en la simplicidad

Grandes avances a menudo surgen de soluciones simples a problemas complejos. La simplicidad fomenta la innovación al alentar el pensamiento creativo y la resolución de problemas sin complicaciones innecesarias. La verdadera genialidad de los científicos, a veces, viene dada por momentos “eureka”. Podemos recordar en este apartado a Isaac Newton y su relato de sobre la teoría de la relatividad: mientras reflexionaba en el jardín vio caer una manzana de un árbol bajo la fuerza de la gravedad… Y aquí comenzaron sus estudios y preguntas sobre esta teoría.

Ejemplos como el diseño minimalista de productos de consumo, la arquitectura funcional y las interfaces de usuario intuitivas reflejan cómo la simplicidad puede impulsar la adopción masiva y la satisfacción del usuario. En esto último todos somo usuario en la actualidad.

Simplicidad en la toma de decisiones

En el entorno del baloncesto, la simplicidad también juega un papel crucial en la toma de decisiones. La sobreabundancia de información puede abrumar, pero la capacidad de filtrar lo esencial y tomar decisiones informadas de manera rápida es un rasgo distintivo de los entrenadores más exitosos.

El principio KISS (del inglés Keep It Simple, Stupid!:​ «¡Mantenlo sencillo, estúpido!») es un acrónimo usado como principio de diseño. El término nació en 1960, en la Marina de los Estados Unidos y se aplicó al diseño de aviones. En muchas ocasiones, reconozco que me suele pasar, cuando hacemos una presentación o un powerpoint, queremos añadir y comunicar demasiadas cosas. Lo llegamos a complicar tanto, que a veces no tiene el efecto que esperábamos. Lo que tenemos que recordar es que no pasa nada porque una exposición sea sencilla. Lo que importa es que consiga expresar lo que se quiere expresar.

 

Simplificar para triunfar

El mundo que nos rodea es complejo y, en ocasiones, saturado de información, la simplicidad, por tanto, se destaca como un catalizador del éxito. Ya sea en la comunicación, el diseño, la toma de decisiones o la innovación, la simplicidad ofrece claridad, eficiencia y un camino hacia soluciones impactantes. Me siguen impactando los tiempos muertos de los entrenadores: En menos de un minuto y con la tensión del directo tienen que explicar soluciones rápidas y efectivas.

Simplificar se convierte en la clave maestra para desbloquear el potencial y triunfar en un mundo cada vez más complejo. Simplicidad como principio fundamental, KISS.