Hace unos días, viendo un partido de baloncesto por televisión, me resultó curioso un comentario por parte de la narración: Se encuentran muy cómodos y están anotando con facilidad. Me hizo pensar. Una expresión tan sencilla y utilizada en varios ámbitos, pero que, quizás, no la tenemos del todo clara.

El baloncesto no es ciencia exacta, pero mi experiencia me decía que el partido acabaría siendo de máxima exigencia para los dos equipos. Por eso hoy, a través de ese comentario, quiero acercaros las diferencias que supone estar cómodo y sentirse cómodo y que espero puedan ayudarte para tu desarrollo personal.

La comodidad es un estado anhelado por la mayoría de las personas, ya que está asociada con la sensación de seguridad y bienestar. Sin embargo, es importante comprender que existen diferencias significativas entre “estar cómodo” y “sentirse cómodo”. Estas diferencias influyen en nuestra percepción del entorno y en cómo experimentamos nuestra vida cotidiana. Vamos a explorar, a continuación, las distinciones entre ambos estados y cómo pueden impactar nuestro bienestar personal.

 

Estar cómodo: Un estado físico o material

Estar cómodo se refiere principalmente a una situación física o material que nos proporciona comodidad y placer momentáneo. Puede relacionarse con factores como un asiento acolchado, una habitación con una temperatura agradable o ropa suave y holgada.

Este estado está vinculado a condiciones externas que nos brindan un grado de confort físico. Por ejemplo, podemos estar cómodos en un sofá mullido, pero esto no necesariamente implica que nos sintamos cómodos en términos emocionales o psicológicos.

 

Sentirse cómodo: Una experiencia emocional y mental

Por otro lado, sentirse cómodo es una experiencia más profunda y abarca aspectos emocionales y mentales. Esta sensación está relacionada con la tranquilidad, la confianza y la aceptación de uno mismo y del entorno.

Sentirse cómodo implica un estado interior de bienestar que no solo se limita a lo físico, sino que también incluye aspectos psicológicos y emocionales. Puede experimentarse al estar en compañía de personas que nos brindan apoyo y comprensión, al expresar nuestras emociones o al encontrarnos en situaciones que nos hacen sentir seguros y en paz.

 

Factores que contribuyen a estar cómodo

Para estar cómodos, tendemos a buscar condiciones externas que nos proporcionen confort físico. He podido explorar tres características que pueden ayudarnos:

  1. Ambiente físico: Mobiliario, temperatura, iluminación y diseño de espacios que promuevan el bienestar físico.
  2. Indumentaria adecuada: Vestimenta adecuada, relacionada a la edad y que no cause molestias.
  3. Comodidades tecnológicas: Dispositivos que faciliten nuestras actividades diarias, como, herramientas digitales, vehículos cómodos o electrodomésticos modernos…

 

Factores que contribuyen a sentirse cómodo

Para sentirnos cómodos a un nivel más profundo, es esencial considerar factores emocionales y mentales:

  1. Autoaceptación: Reconocerse a uno mismo, aceptar nuestras virtudes y defectos, cultivando una relación positiva con nuestra propia identidad.
  2. Relaciones significativas: Mantener vínculos emocionalmente satisfactorios con amigos, familiares y seres queridos que nos brinden apoyo y comprensión.
  3. Bienestar emocional: Desarrollar habilidades para manejar el estrés, la ansiedad y otras emociones negativas, así como practicar la gratitud y la atención plena.

La importancia de equilibrar ambos estados

Resumiendo, buscar un equilibrio entre estar cómodo y sentirse cómodo es esencial para nuestro bienestar general. Aunque es importante tener comodidades físicas, no debemos descuidar nuestro bienestar emocional y mental, esto último, muy a tener en cuenta para el rendimiento en la actual vida y momento en el que vivimos.

Una vida equilibrada implica disfrutar de la comodidad material sin depender exclusivamente de ella para sentirnos bien. ¿Cómo es tu vida después de conocer esto? En tu trabajo, ¿Estas cómodo o te sientes cómodo? Y, ¿Cómo son tus relaciones?

Por lo tanto, estar cómodo se centra en las condiciones externas que nos brindan confort físico, mientras que sentirse cómodo es una experiencia emocional y mental que proviene de la aceptación de uno mismo y de nuestras relaciones interpersonales.

Buscar un equilibrio entre ambos estados es fundamental para una vida plena y satisfactoria.