Somos criaturas sociales pendientes del resto de la gente. La especie humana, capaz de evolucionar y de solventar varias crisis… Sin embargo, nos preocupa, a menudo en exceso, si somos disfrutados, apreciados y respetados por quienes nos rodean. Nos complacemos en los caprichos de los demás, con la esperanza de complacer a todos (o al menos encontrar pocos enemigos). Tratamos de comportarnos amablemente, hacer el comentario correcto y reírnos en los momentos apropiados.
La aprobación de los demás se convierte en una máxima prioridad social y dicta muchas de nuestras acciones. Llegamos a pensar que es natural hacerlo. Pero, ¿debemos tener precaución?
Verás, involucrarnos demasiado en cómo nos perciben los demás puede tener terribles consecuencias. Nos puede llegar a anular tanto que nuestro estilo de vida no será de nuestro agrado y los días serán auténticas torturas. Nuestra convivencia familiar se verá afectada y la angustia y la ansiedad tomarán las riendas de nuestras vidas.
Posiblemente si llegamos a este punto de preocupación, por cómo me ven los demás, será por una falta de autoestima que necesitaremos trabajar. Sinceramente sentirnos observados es más un producto de nuestra imaginación que una realidad. No tenemos un foco que nos va siguiendo… Por mucho que lo queramos ver así.
Nuestra felicidad no puede quedar resentida, hemos venido a disfrutar, así que vamos a entrenar nuestro temor al qué dirán.
Tips para no juzgarte
Caer mal, no llevarse bien con alguien no tiene que preocuparnos. Vivir con esa tensión de alerta es altamente estresante para nuestra salud, ya hemos comentado lo perjudicial que puede llegar a ser. Vamos a repasar una serie de tips, para que podamos solventar esos temidos días una vez que suena el despertador.
Sé fiel a ti mismo.
El mayor perjuicio que puedes hacerte es cambiar de forma para complacer a tu “audiencia” del momento. Es agotador (incluso de ver) y, lo que es más importante, no tiene sentido. Nadie llegará a saber quién eres realmente, lo que te hará sentir vacío.
Mantenerse fiel a sí mismo es ser honesto a la verdad propia y tener la voluntad suficiente para vivir respetando a los demás. Esto supone un viaje a nuestro interior, al fin y al cabo, se trata de respetarnos tal y como somos.
Decide con sinceridad.
Es la naturaleza humana probar los límites de los demás. Cuando estás dispuesto a arriesgarte, puedes decir que no cuando lo necesites. Habrá situaciones o personas que no nos gusten, tus síes y noes dan forma a tu futuro, así que elígelos sabiamente.
Seguramente nos hemos sentido mal al decir no. Pues ese es nuestro desafío, basta ya de respuestas como: podría ser…lo vemos después… El poder de un “no” terminara por facilitarnos muchas cosas pues le estamos dando valor a lo que realmente creemos.
Explora tus sentimientos libremente.
¿No te sientes bien simplemente y finges por el bien de otra persona? No estamos diciendo que debas actuar con ira o miedo, solo que es bastante emocionante decir: “Diablos, sí, estoy aterrorizado” independientemente de lo que la gente piense.
Una de las cosas más amables que puedes hacer por otra persona es escuchar sin juzgar. Te mereces esa misma amabilidad, pero no siempre la obtendrás. La gente formará opiniones mientras habla. Habla de todos los modos. Deja que tus palabras sean amables… Y valientes.
Ofrece bondad y compasión sin expectativas.
¿Qué es lo primero que se ocurre al pensar en una buena persona? Posiblemente, ofrecer compasión a alguien que te trate con respeto y amabilidad, no sea difícil. Lo que es más valioso para el desarrollo personal y para la humanidad en su conjunto es la capacidad de hacer lo correcto porque es correcto, no porque obtenga algo a cambio.
Leía estos días que los actos de bondad perduran en la memoria de quienes las experimentan provocando, también, una tranquilidad máxima, alegría o, incluso, inspiración para los momentos difíciles.
Usa tu tiempo de manera ingeniosa.
Si quieres ser del agrado de todos, lo más probable es que te estés extendiendo demasiado tratando de mantenerlos felices a todos. Necesitamos usar nuestro tiempo juiciosamente para enriquecernos realmente a nosotros mismos. Deja de preocuparte por las percepciones de todos los que te rodean, necesitamos entrenar cada día nuestra mente para no caer en aspectos que no dependen de nosotros mismos… La felicidad empieza construyéndose en nosotros mismos, no en acatar las condiciones externas.
EL REGALO (Fábula Budista)
Cuentan que hace mucho, unos discípulos meditaban junto a Buda, cuando unos hombres se acercaron a insultarle. Sin embargo, Buda no hizo nada. Cerró los ojos y aguantó que le insultaran sin moverse.
Sus discípulos se enojaron y le dijeron:
– Maestro, ¿por qué dejaste que esos hombres te insultaran sin decir nada?
Buda entonces miró a uno de ellos y preguntó:
– Si yo tengo un caballo y te lo regalo, pero no lo aceptas, ¿de quién es el regalo?
El discípulo respondió:
– Si yo no lo acepto, seguiría siendo tuyo…
– Pues lo mismo sucede con las ofensas. Tú decides si aceptas o no ese regalo…
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