No sabría decir exactamente cómo entro el coaching en mi vida. Lo que si recuerdo es el día que decido ser entrenador de baloncesto: el día que no jugué ni un solo segundo con el equipo de mi colegio. Era muy joven y pequeño de estatura, pero me gustaba muchísimo el baloncesto.
Leía mucho sobre baloncesto, empecé a formar mi biblioteca de libros de baloncesto. Con el dinero que me daban mis padres, la famosa “paga” de la de antes, iba ahorrando para que al menos una vez al mes poder comprar nuevos ejemplares de técnicas o tácticas del deporte de la canasta. Así comenzó mi formación como entrenador, el inicio no fue fácil. A nadie le interesaba mi persona como entrenador, pero mi entusiasmo por aprender y mejorar para ser entrenador estaba por encima de cualquier opinión.
Proseguí mi formación de entrenador sin que nada ni nadie me frenara. Hoy en día, en plena madurez, por fin, puedo entender lo que es la pasión, aunque quizás no la pueda explicar con exactitud.
Recordando algunos momentos de mi vida como entrenador voy a recapitular una de las dinámicas que tengo más cariño. Trataba sobre entregar a los jugadores una fotocopia con un documento para leer cada viernes, último día de entrenamiento. No necesariamente trataba de baloncesto, a veces, era una noticia que había sucedido durante esos días, otras veces era un fragmento de un libro o simplemente una frase célebre para hacer pensar…
Al salir de la cancha para ir a casa solía ver los papeles tirados por el vestuario, parece que el mensaje no era tan fructífero.
Llegó un día que lo dejé de hacer, no me había desanimado el tema que no guardasen los papeles, simplemente cambié de maniobra… La temporada es larga y no hacer siempre lo mismo ayuda a mantener vivo al equipo. Pues ese primer viernes que no entregué el documento, fueron varios los que me lo pidieron.
¡Mi mensaje había calado! Y muy hondo, lo que pasaba es que no lo querían manifestar abiertamente hacía mí, como si les diera vergüenza que hacerles pensar era algo para gente loca.
Actualmente hoy casi todos disponemos de whatsapp o de alguna red social, y en muchas ocasiones colocamos frases motivadoras o compartimos archivos para pensar y, por qué no decirlo, construir de esta forma una sociedad más comprometida. Al inicio del año 2000 hablar de motivación era para gurús y para gente acomodada… En ese período de tiempo puedo diagnosticar que empezó el coaching en mi vida.
Una lección que el baloncesto me ha dado para la vida es la del colectivo. El baloncesto es un juego de equipo, es una cuestión del nosotros…No del yo. El entrenador que mejor trasmita esto a su equipo, estará en la ruta correcta. La persona que cuanto antes entienda este concepto para la vida, estará más cerca de vivir feliz y, si toda la población actuará tal y como requiere un juego de equipo, muchos de los males que hoy tenemos, nunca habrían existido.
Dan Peterson, entrenador americano afincado en Italia, fue uno de mis entrenadores más estudiados en mi formación como entrenador. He podido conocerle, gracias a mis continuos viajes por Europa jugando partidos, una maravilla y un privilegio que concede mi trabajo.
Comprobé que había una palabra que Dan Peterson usaba con asiduidad: Enseñar. Cuando otros hablan de entrenar, él se refiere a enseñar, bajo mi punto de vista este término es más completo y mucho más integro.
A continuación, comparto el “papel” que entregué a mi equipo un viernes cualquiera basado en los conocimientos de Dan Peterson, tres ideas muy presente en mi propia ideología:
ENSEÑAR QUE UN EQUIPO SE GANA JUGANDO.
Cuando las cosas marchan mal en un partido, la tendencia – quizás ni siquiera por egoísmo – es la de tratar de resolver todo por si solos. A menudo ha sido el equipo contrario quien ha roto nuestro juego en conjunto. Es el entrenador quien debe pedir un minuto y matizar la lección: “No saldremos de la oscuridad si no es todos juntos”.
¿Cómo actúas en un día cualquiera cuando en el trabajando no salen bien las cosas? ¿Cómo actúas con tu pareja / hijos / amigos ante una situación adversa?
ENSEÑAR QUE EL JUEGO BONITO ES EL DEL EQUIPO.
Decid a los chavales: ¿Por qué aplaude el público? Por dos cosas: Cuando uno hace un gran esfuerzo por recuperar un balón por los suelos y cuando alguno da un pase bonito ¿Sabéis por qué? Porque todos y cada uno estáis con el equipo, con el conjunto”.
¿Cuándo te sientes más orgulloso de ti mismo? ¿Cómo te sientes cuando ayudas a otras personas? ¿Y, cuando regalas algo?
ENSEÑAR QUE LA FRATERNIDAD DEPORTIVA DURA UNA VIDA.
Los pocos amigos con los que estoy ahora en contacto en Estados Unidos son todos amigos que conocí a través del baloncesto. Personas con las que jugué, contra los que jugué, coetáneos que practicábamos juntos, de la misma generación; o bien, otros entrenadores como yo. Para mí ha sido así.
¿Quiénes son verdaderamente tus amigos, aquellos con los que pueden contar en cualquier momento? ¿A quién llamas cuando necesitas hablar con alguien?
¿CREES TÚ PODER TENER UNA MEDIA DE 20 PUNTOS POR PARTIDO SIN BLOQUEOS DE ÉSTE Y SIN LOS PASES DE ESTE OTRO?
Y… Para tu día a día ¿Cómo puedes elaborar una pregunta parecida?
MANUAL DEL ESTOICISMO (EPICTETO)
Pieza 37.
Si asumes un papel que va más allá de tus capacidades, no solo pierdes el decoro con él, sino que además dejas de lado el que sí eras capaz de desempeñar.
Pieza 50.
En todas las cosas que te propongas, atente a ellas como si fueran leyes, como si transgredirlas fuese una impiedad. Pero a lo que alguien diga de ti, no le prestes atención, pues eso ya no es cosa tuya.
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