Estamos a punto de cerrar el mes agosto, un mes vacacional por antonomasia. Ya comentaba en alguna entrada reciente que el verano puede suponer un punto de inflexión para nuestras inquietudes, por eso insisto un poco más en el artículo de hoy en apreciar mucho más nuestra vida.

La vida es un partido, con la tensión que ello supone y sus preparativos minuciosos. Realmente es un gran partido con los altibajos típicos de las citas extraordinarias y debemos empezar a saber pedir un tiempo muerto para nosotros, para recordar que hemos venido a jugar, o lo que es lo mismo, hemos venido a pasarlo bien.

Liderar nuestra vida es algo más que un reto. Un desafío muy bonito que nos han regalado, solo tenemos que aprender a gozar de este viaje llamado vida, sabiendo que cada día que pasa ya no vuelve y nos queda menos tiempo para hacer cosas.

Explico lo que es un tiempo muerto, para aquellos seguidores del blog no tan expertos en la materia del baloncesto. Como definición, un tiempo muerto es una interrupción del juego solicitada por el entrenador de uno de los equipos. Es una posibilidad que tienen los entrenadores de cada equipo para reunirse con sus jugadores y recibir nuevas instrucciones y así poder solventar las dificultades que genera el equipo rival.

Hecha la aclaración, tenemos mucha gente a nuestro alrededor empeñada en estropear lo único que nos viene de serie al nacer: la vida.

 

¿QUÉ ES LA VIDA?

Nacer, crecer, reproducir y morir. Así de claro lo aprendí en las primeras clases de la exenta enseñanza EGB de mi niñez. Me quedo con el término crecer, para mí con varios matices y, a la vez, muy importantes para nuestra vida. Necesitamos darle un mayor sentido a nuestra rutina diaria, tal y como decía John Lennon en alguna de sus citas célebres la vida es eso que pasa mientras estamos haciendo otros planes”, por eso es tan importante encontrarse y disfrutar cada acción que nos toca vivir, aunque nos parezca extraño de los peores momentos se sacan aprendizajes.

La vida no es sencilla, siempre vamos a tener aspectos difíciles con los que enfrentarnos, unas veces nos tocará defender y otras atacar, elige sabiamente lo que necesites. Ningún equipo gana un partido sin bajar del autobús. Hasta las grandes estrellas del deporte tienen que esforzarse para superar a motivadísimos rivales.

Crecer es entrenar, eso sí, entrenar muy duro todos los días. Nadie nos va a regalar nada, el ejemplo del deporte nos lo pone muy claro, sin esfuerzo cualquier adversario nos puede ganar. Me he dado cuenta lo grandioso que es el ser humano para salir a flote de numerosas crisis. La resiliencia es mágica para la humanidad, todos la hemos experimentado alguna vez. La gran mayoría de las cosas negativas que pensamos nunca llegan después a sucedernos, el porcentaje es bajísimo… Un buen entrenamiento es trabajar la positividad.

Lo curioso de todo estos es que para vivir felices necesitamos sentir la tristeza. Es la forma más directa de saber lo que es la felicidad. Crecer es saborear cada instante que nos da la vida. En un partido tenemos muchos ataques y defensas para mejorar y aprender de ellas, así es la vida, aprender de los errores. Cada día es una nueva oportunidad de hacer algo nuevo, si nos centramos en el pasado estamos muy cerca de entrar en una vida depresiva y si pensamos en exceso en el futuro la ansiedad nos puede jugar una mala pasada. El presente es la única vía de vivir en paz y disfrutando con lo tenemos cada uno.

 

VIVIMOS RÁPIDO

(César Poetry)

 

Vivimos esperando

a que la vida nos espere.

La vida es lenta, muy lenta,

y nosotros vamos rápido, muy rápido.

Comemos rápido,

hablamos rápido y dormimos rápido,

mientras la vida no entiende

de esos espacios temporales estresados.

La vida es eso que pasa

mientras nosotros corremos.

Vivimos esperando el momento perfecto,

sin utilizar el momento y hacerlo perfecto.

Ese momento donde nos preocupamos más

por lo material que por nosotros mismos.

Vivimos esperando

que la jornada termine para llegar a casa,

vivimos esperando que sea viernes

(olvidando que el que no es feliz un miércoles

tampoco lo será el fin de semana).

Vivimos esperando que lleguen los puentes,

las vacaciones, el verano…

Vivimos esperando que pase algo,

y lo único que pasa

es la vida.