Y es que a la diosa fortuna ni se la busca ni se la espera, aventurarse al azar es malgastar la vida.

Cantando bajo la lluvia es una película que habla sobre el cine y nos contagia de alegría gracias a su música y canciones para el recuerdo, en definitiva, una comedia llena de magia y sentimiento.

Lo que nos ha traído hasta aquí es la imagen de Gene Kelly bailando con su paraguas, perfecta imagen del optimismo y la felicidad. Curiosamente, dos características comunes para aquellas personas a las que denominamos afortunadas.

¿Para qué quiero la suerte?

En un determinado momento de mi vida laboral opté por hacerme jugador de lotería, con ilusión compraba casi a diario boletos o practicaba algunos juegos de azar con el objetivo de encontrar una vida mejor. ¡Menudo error! Tuve algunos premios, pero perdí bastante más dinero, gastaba energía en algo que no dependía de mí. ¿Y si me hubiera tocado el primer premio? Pues habría conseguido una cantidad de dinero importante que hubiera cegado lo que hoy considero primordial: el ser.

Primer valor de la suerte, quiero ser yo. La suerte es levantarme cada día siendo yo mismo, con ilusión por hacer de ese día algo especial. Entonces, ¿Para qué quiero al azar? Me basto conmigo mismo. Trabajar es tener buena suerte.

La diosa fortuna no se compra, se crea. La actitud resiliente hace que la mala suerte se transforme en buena. El 90% de las cosas que pensamos negativas no se cumplen, por lo tanto ¿Por qué no empezamos a funcionar más con el efecto Pigmalión? Esto significa que si tengo pensamientos positivos, estoy aceptando mejores retos y por consiguiente me suceden cosas buenas.

Segundo valor de la suerte, tener una actitud consistente. En mi experiencia profesional he podido experimentar como el trabajo llama a la suerte, deportistas que sienten estar bien preparados toman mejores decisiones. Eso de estar en racha positiva lo achaco más al buen entrenamiento que ha llevado ese atleta durante varios días.

Tenemos que prestar atención en este apartado a los excesos de confianza. El abuso de positividad no puede estar relacionado con descuidar los detalles del trabajo o del entrenamiento. Seguir preparándose, incluso, en tiempos de abundancia, es sinónimo de prosperidad. El esfuerzo, siempre presente.

Tercer valor de la suerte, libérate de creencias limitantes. Ya he expresado en otros artículos lo importante que es protegerse de ciertas creencias. Éstas, son sólo, pensamientos tan grabados en nuestro interior que nos impiden alcanzar el potencial real del que disponemos. Algunas de estas creencias provienen del país en el que nacimos o de la religión, otras las heredamos de nuestra familia y muchas las hemos fabricado nosotros mismos a través de nuestro círculo de amistades o compañeros de trabajo.

Necesitamos encontrar las herramientas necesarias para desprendernos de una escasez en nuestra mentalidad. En mi caso, el coaching me ha ayudado a enfocar mucho mejor toda mi valía. Realizando tareas sencillas (dinámicas de coaching) me han ayudado a ser más positivo y a reforzar mis aprendizajes y experiencia. Esto último, en referencia a este artículo, es fundamental para evitar hablar de la suerte como excusa. Un golpe de suerte puede venir, pero ahora reflexionemos con lo aquí expuesto y vamos a analizar como puedo realmente crear efectos que me lleven al éxito que aspiro de verdad.

Este artículo, Cantando bajo la suerte, viene inspirado por tres motivos a los cuales incluyo varios enlaces para disfrutar con este análisis:

  1. La alegría por vivir que nos transmite Gene Kelly bailando y cantando bajo una lluvia intensa, diciéndonos con ello que podemos ser felices simplemente dando sentido a lo que me toca afrontar.
  2. La fase final de baloncesto de la ACB (Liga Endesa) que he podido disfrutar consiguiendo el título final, que para muchos fue un golpe de suerte y para mí fue un resultado de trabajo y constancia.
  3. El Libro La Buena Suerte de Álex Rovira de aconsejada lectura y que a continuación os presento un pequeño resumen de esta brillante obra.

 

LA BUENA SUERTE (Resumen del libro – Álex Rovira)

David le preguntó a Víctor:

—De acuerdo, dime: ¿Cuál es la diferencia entre la suerte y la Buena Suerte?

Víctor meditó antes de contestar:

—Cuando a vuestra familia os tocó una herencia, tuvisteis suerte. Pero esa suerte no depende de uno, por eso tampoco dura demasiado. Solo tuviste algo de suerte, por eso ahora no tienes nada. Yo, en cambio, me dediqué a crear suerte. La suerte, a secas, no depende de ti. La Buena Suerte, solo depende de ti. La verdadera, es esta última. La primera, sencillamente, no existe.

David no podía dar crédito a lo que estaba oyendo.

—¿Me estás diciendo que la suerte no existe?

—Bueno… Si quieres digamos que sí que existe, pero es demasiado improbable como para esperar que te ocurra a ti. Y, en ese caso, no dura demasiado, es efímera. ¿Sabías que casi el 90% de las personas a las que les ha tocado la lotería, no han tardado más de diez años en arruinarse o en volver a estar como antes estaban? En cambio, la Buena Suerte es posible siempre que te lo propongas. Por eso se llama la Buena Suerte, porque es la Buena, la de verdad.

En clave subjetiva:

¿Qué objetivo es importante para ti?

¿Qué obstáculos tienes para lograr tu objetivo?

¿Qué habilidades tienes para alcanzar tu objetivo?

 

Deja de quejarte sin descanso, es aburrido y ¿De qué sirve?   Esta frase la podemos localizar en la siguiente canción que comparto con vosotros, Dramas y Comedias de Fangoria, espero que disfrutes con ella y te haga conectar con todo aquello que realmente necesitas.

Llega tu turno, te toca cantar bajo la suerte. Cada día es una nueva oportunidad. ¡La suerte es tuya!