La ambición es un motor poderoso en la vida del ser humano, especialmente en el ámbito profesional. En el deporte, esta cualidad es fundamental para alcanzar el éxito, superar límites y lograr resultados extraordinarios. Para la vida ordinaria es la fuerza que impulsa a las personas a alcanzar sus metas, a superar desafíos y a innovar constantemente. Sin embargo, me gustaría explorar la naturaleza de la ambición, su impacto en el desarrollo profesional y cómo puede ser una herramienta tanto beneficiosa como peligrosa.

Desde una perspectiva evolutiva, la ambición ha sido crucial para la supervivencia y el progreso de nuestra especie. No obstante, es importante distinguir entre una ambición sana, que busca el crecimiento personal y profesional sin dañar a otros, y una ambición desmedida, que puede llevar a comportamientos egoístas y destructivos.

Los beneficios de la ambición en el ámbito profesional son numerosos. Permite el desarrollo de habilidades y competencias, crea oportunidades de ascenso y/o reconocimiento y proporciona una profunda satisfacción personal. En consecuencia, la ambición bien dirigida puede ser una fuerza positiva que motiva a las personas a alcanzar su máximo potencial.

Para aprovechar los beneficios de la ambición mientras se disminuyen sus riesgos, es crucial fomentar una ambición saludable. Esto es, establecer metas realistas y equilibrar la vida profesional y personal.

Podemos afirmar, por tanto, que la ambición profesional no surge en el vacío. Está influenciada por diversos factores, como la cultura organizacional, la educación y formación, las redes de apoyo o mentores y los objetivos personales y valores. Una cultura organizacional que valora y recompensa la ambición puede fomentar un ambiente de crecimiento y éxito.

 

 

Cultura organizacional

Conjunto de valores, creencias, normas y prácticas que caracterizan a una organización. Es el ambiente social y psicológico que define cómo se comportan los componentes de la empresa, así, cómo se toman las decisiones y cómo se interactúa dentro y fuera de la propia organización.

La cultura organizacional influye en la motivación, el desempeño, la satisfacción laboral y la cohesión del equipo y puede ser un factor determinante en el éxito o fracaso de la organización.

 

Educación y formación

Me refiero a tener programas y actividades diseñados para desarrollar las habilidades, conocimientos y competencias de los miembros de la organización. Estas iniciativas pueden incluir cursos, talleres, mentorías y capacitaciones continuas que mejoran el desempeño laboral y preparan a los colaboradores para asumir roles más avanzados.

La inversión en educación y formación fomenta el crecimiento profesional, aumenta la productividad y contribuye al éxito general de la organización al mantener a su fuerza laboral actualizada y competitiva.

 

Redes de apoyo

Un mentor en una organización puede ser una herramienta clave para promover el aprendizaje y el desarrollo. Por ejemplo, un empleado experimentado puede cumplir este propósito que trataría de guiar y apoyar a colegas menos experimentados, ayudándoles a desarrollar todas aquellas habilidades y conocimientos esenciales para la mejora profesional.

Por lo tanto, el asesoramiento y el intercambio de experiencias que origina un mentor facilita en gran medida crecimiento profesional dentro de una organización.

 

Objetivos y valores

Los objetivos claros alinean los esfuerzos de todos los miembros de una organización hacia metas comunes, aumentando la eficiencia y el enfoque.

Los valores, por su parte, establecen un marco ético y cultural que guía el comportamiento y las decisiones, promoviendo la cohesión, la integridad y un ambiente de trabajo positivo.

Juntos, objetivos y valores crean una base sólida para el éxito organizacional y el crecimiento sostenible en el tiempo.

 

¿Qué hay de la ambición desmedida?

 

En el deporte las lesiones forman parte de camino y, en muchos casos, pueden darse por someterse a la presión para rendir constantemente al más alto nivel ignorando el descanso necesario y forzando al cuerpo más allá de sus límites saludables.

El estrés y el agotamiento es la lesión de la persona común, cualquier madre o padre de familia. La búsqueda constante de la excelencia nos puede llevar al agotamiento físico y mental, afectando a nuestra propia salud general. Queremos llegar a todo y las responsabilidades van subiendo según avanza nuestra edad.

Pero es que, la ambición desmedida tiene una vertiente francamente peligrosa: Las relaciones interpersonales dañadas. Como te comentaba al inicio del artículo. Lo que parece una actitud positiva, vemos que también, puede tener consecuencias negativas.

De esto último, debemos estar preparados. Nos vamos a encontrar con compañeros que deciden usar tácticas deshonestas pensando en su propio crecimiento profesional. Estos individuos buscan escalar posiciones y lograr reconocimiento a cualquier costo, a menudo sacrificando la ética y las relaciones personales. Una ambición desenfrenada puede llevar a decisiones poco éticas y a comprometer la integridad personal y profesional.

El trabajo bien hecho merece respeto y esto, a veces, se nos olvida fácilmente.