Al igual que el baloncesto es un juego de posesiones, la vida es una sucesión de momentos. La vida es el partido y los momentos las posesiones.

En mis primeros años de mi formación escuché esa frase de un afamado entrenador americano, se quedó en mi retina sin saber muy bien la esencia de su significado. Pasados varios años y etapas de mi formación la famosa frase que evocaba de mis apuntes iniciales comenzó a tener sentido y se convirtió en un punto clave para orientar en la dirección de mis equipos.

Los más meticulosos entrenadores de baloncesto son especialmente estrictos con el tiempo y el espacio, la ejecución coordinada del movimiento con el tiempo y el lugar dónde se produce es sinónimo de buena disposición y posiblemente de éxito. A todo lo anterior, también, tenemos que añadir el responsable del último tiro o el último pase… Cualquiera no sirve. La importancia de los roles sale a colación en esta explicación.

Los entrenamientos de baloncesto, entre otras muchas cosas, sirven para afinar la actuación del equipo para cuando llegan los momentos de máxima intensidad o la disputa de un partido. Es entonces, cuando se demuestra la importancia de la palabra equipo y cuando salen a relucir eso de los roles y la ejecución del ataque y la defensa. Para un entrenador es de suma trascendencia que su equipo ejecute en perfecta sincronía el ataque elegido y entienda quién será el responsable final de la acción, como decíamos antes, no todos sirven para según qué momentos. Lo mismo sucede para la defensa, quién defiende a quién empieza por ser una decisión con una posible repercusión en el resultado final, por eso se convierte en una lucha de posesiones… Y el esfuerzo es clave para todo esto.

¡Qué ataque jugar es una decisión de mucha envergadura! Y cómo defender elevará nuestro rendimiento. Pues así son las “posesiones” de la vida, es decir, los momentos que vamos creando y muchas veces no estamos tan preparados para saber la envergadura de cada decisión que tenemos que tomar. Una lucha contra el tiempo, un valor que siempre está con nosotros, que ni se detiene ni se recupera y, a medida que vamos viviendo, se convierte en pura urgencia para las cosas que queremos consolidar.

En plena cultura del materialismo, resulta que el baloncesto nos da una clave única para vivir mejor: EL TIEMPO ES ORO. El tiempo es vida y felicidad. La vida, a diferencia de un partido, es que, como pasa con el tiempo, no se detiene. Durante la competición deportiva, podemos darnos “lujos” de fallar en algún encuentro… En errar alguna posesión… Todo en la vida es mucho más caro y, aunque pensamos que hay un mañana, si lo pensamos detenidamente es muy incierto. Ajustar cada uno de nuestros momentos es la lucha diaria que necesitamos afrontar, ver como el reloj no cesa en la suma de minutos no puede significar que limitemos el tiempo como algo que simplemente trascurre y que la mayoría de veces lo estemos malgastado.

 

 

EL VALOR DEL TIEMPO

(Antonio Rodríguez Martínez, CEO en EFFICIENTE HAPINESS)

En una de mis conferencias, siempre hay un momento en el que reflexiono sobre el valor real del tiempo. A veces, comparto esta imagen que estás viendo y que no deja indiferente a nadie. Se trata de un calendario de la vida.

Cada cuadradito es una semana y cada línea es un año, llegando a un total de 88. La idea es ir rellenando cada casilla al final de cada semana. Te aseguro que impresiona muchísimo cuando ves en un papel cuánto tiempo de vida has consumido. En mi caso, tengo más de un tercio completado, dando cierto vértigo, aunque como sabes, procuro hacer los deberes para crear una vida coherente con lo que soy.

Prueba de hacer el ejercicio con una tabla de Excel, se te va a helar la sangre. Si no, siempre puedes comprarlo por Instagram a través de la cuenta @the4kweeks (no tengo nada que ver con ellos, simplemente me gusta su producto).

El tiempo ni se detiene ni se puede recuperar, por lo que es urgente construir nuestra vida según lo que somos. Puedes aplazarlo, pero las semanas se irán tintando hasta que materialmente nos quedemos sin líneas de vida.

Feliz día.

 

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