Estos últimos días he ido repasando notas que caractericen la figura de un líder ideal. Entre lo apuntes me encontraba con varias citas de algunos autores carismáticos y también con pequeñas anotaciones relacionadas para la efectividad del liderazgo. Os quiero presentar tres grandes propiedades a las que debe aspirar un buen líder.

He decidido poner en primer lugar a la tranquilidad. Según varios estudios, el 90 por ciento de los líderes con mejor desempeño son los que mejor demuestran la capacidad de controlar sus emociones y mantener la calma durante momentos estresantes. Esto significa que la tranquilidad será un requisito cotizado para un cargo en el que estar bajo presión es parte de la rutina diaria. Un líder tranquilo, por tanto, está más predispuesto a pensar con claridad y elegir tus acciones con mayor cuidado.

La segunda característica de esta lista la voy a denominar horizonte. Un líder debe ser capaz de mirar mucho más allá de lo que tiene a sus pues. En definitiva, tener altas miras, bien para prever crisis o conflictos o bien para adelantarse un paso más respecto a la competencia. También esto supone estar al tanto de innovaciones sobre nuevas tecnologías, herramientas nuevas o métodos nuevos que pueden hacer más grande al equipo que lideran. Una propiedad, que personalmente me gusta mucho, pues algo que los entrenadores lo llevan dentro, que nos más que ver lo que otros no pueden ver.

La tercera gran particularidad de un gran líder es el corazón. Cuidar de los nuestros es un gran valor, ya no sólo para el liderazgo, sino para el ser humano. Atender y proteger a nuestra familia y a seres queridos es de las cosas más bonitas que vienen con la vida. Que en un momento malo alguien te arrope, que en un momento de distracción alguien te guíe, lo recibimos de una forma tan cálida en nuestro interior que nos hace sentirnos mejor. Leía en el libro “Once Anillos” del ex-entrenador de la NBA Phil Jackson que algunas palabras amables y reflexivas pueden aplicar un fuerte efecto transformador en las relaciones entre los jugadores, incluso en los jugadores más duros. Esta frase nos puede ayudar a entender la importancia de un gran corazón en un líder.

Pues bien, resulta que estas tres características, son una peculiaridad de las Jirafas. Animales tranquilos, su caminar es propio de elegancia y saber estar Animales altos observando siempre el horizonte y viendo “cosas” donde otros no ven. Animales con un gran corazón, son el mamífero con el corazón más grande… Y si se ven acorralados o amenazados, o si ven en peligro sus crías, dan coces que pueden llegar a ser mortales para el resto.

El simbolismo de la jirafa me parece extraordinario para el desarrollo de nuestra vida, tres características que nos relaciona directamente con el ser, con nuestras emociones más internas para sacar lo mejor de uno mismo.

 

 

CHACALES Y JIRAFAS

Rosenberg eligió a estos dos animales para ejemplificar dos formas distintas de comunicarnos. El chacal representa la forma de pensar y de expresarse basada en juicios moralistas, mientras que la jirafa representa la empatía y la toma de conciencia de las necesidades propias y ajenas.

El lenguaje chacal está lleno de calificativos. Cuando alguien hace algo que no le gusta, lo etiqueta como “malvado” o “estúpido”. También juzga duramente su propio comportamiento. Expresiones como “soy tonto” o “debería haber hecho…” son habituales, por lo que su autoestima es muy baja. Los chacales no intentan entender los sentimientos ni las necesidades de los demás y tratan de cambiar su comportamiento utilizando castigos y recompensas. Desgraciadamente, cuando conseguimos que alguien haga lo que queremos por miedo, culpa o vergüenza, es probable que le quede un resentimiento que en el futuro puede jugar en nuestra contra. Otro aspecto del lenguaje chacal es que niega la responsabilidad de nuestras decisiones, con frases como “tengo que…” o “me obligan las normas”, que ocultan la posibilidad de elegir.

En el lenguaje jirafa no existe lo “correcto” o “incorrecto”. La realidad es cambiante, por eso en lugar de recurrir a estas clasificaciones estáticas, las jirafas tratan de conectar con sus emociones y pedir a los demás lo que necesitan para enriquecer su vida, sin juicios ni exigencias. También tienen en cuenta las necesidades ajenas. Las jirafas son conscientes de que siempre podemos elegir. Cuando las circunstancias les dejan dos opciones poco apetecibles, toman la decisión dándose empatía, conectando con las necesidades que esperan satisfacer. Si lamentan haber cometido una acción, recuerdan las necesidades que trataban de cubrir cuando la emprendieron, y tratan de aprender para encontrar mejores estrategias.

             Fuente: www.simple.cat