Muchos conocéis mi pasado como músico, me encanta tocar el piano e intento no perder la poca destreza que me queda para interpretar canciones a pesar que mi actual trabajo me exige muchas horas de concentración.

La música es inspiración, nos acompaña en muchas situaciones cotidianas, la tenemos muy presente y no somos conscientes de ello. Para que una melodía nos enganche es muy importante el tempo, la duración de las notas. Los grandes expertos musicales siempre destacan la importancia del silencio musical en la percepción de la música.

Recuerdo haber escuchado decir al compositor argentino Charly García que lo importante en una obra musical no son las notas, sino la distancia que existe entre ellas.

Los silencios son trascendentales para el éxito de una canción, en ello el compositor tiene un papel importante y también, será esencial la persona que lo interprete. El compositor confecciona con toda su pasión esa melodía y espera del músico o cantante lo mismo.

En una buena interpretación, el silencio debe tener tanta importancia como el sonido. Lo que quiere el músico es que cale el mensaje de la obra, precisamente lo mismo que lo que busca un líder.

En el baloncesto solemos decir que no importa tanto el sistema de juego, pues depende más de los jugadores que tengas… lo mismo sucede con la música. Es decir, cualquier sistema es bueno si lo ejecutas correctamente.

La música, por tanto, nos da un claro ejemplo para el liderazgo. Si quieres ser un buen líder, el silencio debe tener la misma importancia que la palabra.

Me parece trascendental desarrollar la habilidad de mantenerse en silencio para escucharnos a nosotros mismos y así poder reflexionar sobre nuestros pensamientos antes de actuar.

Por otro lado, podemos afirmar que el silencio da forma a nuestras conversaciones como si de una obra maestra musical se tratara. Hay muchos jefes que solo hablan y hablan sin darse cuenta que su mensaje no llega a los profesionales correspondientes. Otros interrumpen continuamente como si sabrían siempre la respuesta correcta.

No todos los músicos dominan el arte de los silencios, no todos los líderes saben respetar este preciado concepto de gran utilidad para la optimización de cada jornada laboral y por consiguiente de disfrutar con lo que hacemos.

 

ECOS (Osho)

Un niño y su padre están caminando en las montañas, de repente, el hijo se cae, se lastima y grita, ¡Ay!, para su sorpresa oye una voz repitiendo en algún lugar de la montaña ¡Ay!, con curiosidad el niño grita ¿Quién está ahí? recibe como respuesta ¿Quién está ahí? Enojado por la respuesta el niño grita, ¡Cobarde! y recibe como respuesta, ¡Cobarde! El niño mira a su padre y le pregunta, ¿Qué sucede?

El padre sonriendo le dice:

Hijo mío, presta atención, y grita a la montaña ¡Te admiro! y la voz le responde ¡Te admiro!, de nuevo el hombre grita ¡Eres un campeón! y la voz le responde ¡Eres un campeón!

El niño esta asombrado, pero no entiende, el padre le explica:

La gente lo llama eco, pero en realidad es la vida, te devuelve todo lo que dices y haces. Nuestra vida es solamente un reflejo de nuestras acciones; si deseas más amor en el mundo, crea más amor a tu alrededor; si deseas felicidad, da felicidad a los que te rodean; si quieres una sonrisa en el alma, da una sonrisa al alma de los que conoces.

Esta relación se aplica a todos los aspectos de la vida, la vida te dará de regreso exactamente aquello que tú le has dado. Tu vida no es una coincidencia, es un reflejo de ti.